Madrid: Anaya, 1993.
Ilustr. de Montserrat Ginesta.
Un guía imperial explica a las turistas que lo que parece un sol dentro de un escudo de piedra no es más que un huevo frito: un príncipe consiguió curarse gracias a una gallina, a quién llegó a ofrecer su mano, pero la gallina tenía mejores planes.
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